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Primaria
Ciclo 1
Ciclo 2
Ciclo 3
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El
optimismo vital de la lírica de Jorge Guillén
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El
autor al alcance de los lectores infantiles |
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Misterio de Golondrina
Por un aire juvenil
Ha vuelto la golondrina,
Entre ventana y tejado
—Buen ángulo— nidifica,
Cruza con el pico abierto
La diafanidad nutricia,
Retorna veloz a casa,
Nido de futura cría,
Sale y vuela, vuela, vuela:
Maravilla, maravilla.
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Todos los críticos coinciden en calificar a la
poesía de Jorge Guillén de "pura", difícil e intelectual;
y es cierto que Guillén comenzó a escribir poemas con un claro
deseo de norma, precisión y limpieza conceptual. Pero cuando nos
adentramos en su obra, cuando profundizamos en su verbo poético nos
deslumbra la enorme claridad que irradian sus palabras, una nitidez que
no sólo enmarca cada verso sino que lo moldea, lo transforma y lo
hace integrarse en un todo transparente y magnífico.
A primera vista podría parecer arriesgado o quizá
utópico tratar de acercar la poesía de Jorge Guillén
a los chavales de educación primaria; pero vamos a demostrar que
si se hace una buena selección como la que presentamos
y se emplean unas estrategias creativas y motivadoras, los pequeños
lectores podrán comenzar su camino hacia el corazón poético
de este vallisoletano universal.
¿No son acaso cercanas a los niños las
hermosas y fugaces golondrinas? ¿No puede ser para ellos "significativo"
el tema de la migración otoñal de estas diminutas aves en
busca de hogares más cálidos para pasar el invierno? Iríamos
más lejos sin equivocarnos al calificar este motivo poético
de "curricular" porque en las áreas de Conocimiento del Medio y Ciencias
Naturales de primaria están presentes tanto las estaciones del año,
como las costumbres biológicas de los distintos animales. ¡Quédense,
por tanto, tranquilos los maestros porque con este poema no están
perdiendo el tiempo escolar sino aprovechando un recurso poético
para introducir en las aulas algo de magia y belleza!
Hay dos elementos que asoman por cada rincón de
la poesía de Guillén: el aire y la luz. No en vano al conjunto
de su obra poética lo bautizó con el colectivo abrazo del
sintagma "Aire nuestro". El poema que comentamos se inicia con una ubicación
nada casual: "Por un aire juvenil"; ¡que adjetivación más
descriptiva y emocional! Parecería incluso una redundancia: el aire
siempre es vivificante, jovial, inquieto y bullicioso... y más aún
si lo hacemos coincidir con la impulsividad adolescente. Es ahí donde
sitúa nuestro poeta a la protagonista de nuestra historia: una anónima
golondrina que vuelve a casa con la primavera.
Y en el corazón mismo de la décima coloca
Guillén la luz "la diafanidad nutricia", para aportar al
conjunto una perspectiva exquisita desde la altura luminosa. Y no podemos
pasar por alto que este verso contiene toda la magia verbal de la poesía
de Guillén, ese sortilegio literario que consiste en infundir vida
a un concepto a base de hilvanar dos vocablos aparentemente distantes: del
cielo se han dicho poéticamente muchas cosas, infinitas han sido
las metáforas en las que se le ha hecho cabalgar, pero aquí
se le sustituye por el vocablo "diafanidad" para disimular el impacto y
se le animiza dándole el don de alimentar a las aves (cruza con el
pico abierto / la diafanidad nutricia). Y es que, en el fondo, ¿qué
hacen la luz y el aire sino infundir vida? El poema regala gracia, síntesis,
intuición. Guillén es un gran inspirado: crea, vivifica con
su/nuestro aire.
En la composición existe un equilibrio como el
que hubo siempre entre la naturaleza y el hombre Jorge que se injertó
gustosamente en el mundo a pesar de las innumerables desventuras que tuvo
que padecer a lo largo de su vida. Y en él creó con pasión
y se dejó inventar por la realidad, de la mano del aire, una fuerza
enigmática, desbordante y esencial. Aireada claridad, perspectiva
nítida desde la altura más gozosa, espontánea y liberada.
El final del poema es una explosión incontenible de alegría
"sale y vuela, vuela, vuela: / maravilla, maravilla" como lo es
todo el proceso vital que ha descrito el poeta: la golondrina regresa con
la llegada de la primavera, se afana en construir un cálido nido
en el alero de una casa para poder recibir con ternura a sus polluelos.
Creación literaria-maternidad un binomio intelectual que no
podemos obviar: igual que la golondrina recorrerá el firmamento en
busca de alimento para sus hijos, el poeta se sumergirá en su universo
interior para hallar viandas espirituales para sus lectores.
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Ciclo
1: PRIMARIA
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Oso en el circo
Aquel oso de circo era muy hábil.
Ascendía y bajaba puntualmente,
Peldaño tras peldaño, su escalera,
Caminaba correcto, no pomposo,
Erguido bien, andaba en bicicleta
Bajo una piel muy limpia, señoril
Con un lujo de humano cortesano:
Suave, seria parodia —de vencido.
Y volvía de pronto a su postura
Más natural, las dignas cuatro patas.
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Este poema podríamos calificarlo de prosa poética
o, si se prefiere, de poesía narrativa porque de principio a fin nos
describe un acontecimiento que podría perfectamente haber sido expuesto
en forma de "redacción" escolar: la asistencia a un espectáculo
circense y el impacto afectivo que provocan en los infantes las acrobacias
de un descomunal y a la vez tierno oso.
¿Quién no se ha visto alguna vez como
embobado párvulo o como complaciente progenitor en una situación
parecida? Si cerramos los ojos y volvemos nuestra mirada hacia el pasado de
nuestros mejores recuerdos allí, sin duda, envuelta entre los algodonosos
brazos de las cosas bellas, encontraremos exactamente la "película"
descrita por el poeta en "Oso en circo". Boquiabiertos, adheridos firmemente
a la mano materna, literalmente clavados en nuestra metálica butaca,
asistimos a las impresionantes, alucinantes y embriagadoras virguerías
de aquel terrorífico y a la vez fraternal plantígrado que bien
podría ser el pariente más cercano de nuestro osito de peluche.
Guillén también cerró los ojos cuando
se sentó ante la inmaculada página en la que vertió este
poema y se dejó mecer por la melodía cálida de sus recuerdos
de infancia. Y se vio a sí mismo acompañando a sus cuatro hermanos
a la carpa de aquel circo que se instaló en alguna embarrada barriada
pucelana. Por eso, porque no estaba inventando nada sino simplemente poniendo
palabras escritas a sus recuerdos es por lo que "Oso en circo" es un poema
visual, casi cinematográfico. Con precisión y sencillez describe
lo cotidiano, lo familiar, lo emotivo. Y lo hace lentamente, con todo detalle,
para que el lector se sienta embelesado e implicado íntimamente en
una aventura tan personal como universal.
Pero no olvidemos un detalle sobre el que deberíamos
reflexionar: las proezas del oso son fabulosas, pero al mismo tiempo censurables
porque todos aquellos ejercicios gimnásticos son antinaturales y para
que su actor sea capaz de realizarlas ha tenido que perder mucha libertad,
mucha dignidad personal y, sin duda, habrá tenido que sufrir más
de una humillación y agresión ("suave, seria parodia -de vencido.
/ Y volvía de pronto a su postura / más natural, las dignas
cuatro patas").
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Ciclo
1: PRIMARIA
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Ardilla acróbata
Todavía infantil, la ardilla emprende
La veloz ascensión
Del alto, grueso tronco de un gran olmo.
Con tino muy seguro
Da un salto ya acrobático a una rama,
A otra más leve sube,
Aunque débil domina,
Y descendiendo corre, salta, corre,
Llega al prado. Triunfante juego olímpico.
Final. Madrid: Castalia, 1987.
Col. Clásicos Castalia,
núm. 176, p. 112.
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1. Resolver y representar plásticamente esta adivinanza:
Subiendo y bajando,
corre que te pilla,
a todos pasmando,
la astuta ..................
2. Leer atentamente el libro "Tranquila Tragaleguas", de Michael Ende (Madrid:
Alfaguara, 1987), y tratar de imitar algunas de sus composiciones poético-musicales
"Marcha de las Tortugas", "Tarantela de las Arañas", "Blues
de los Caracoles", "Zarabanda de los Lagartos", "Canto de los Cuervos" y "Bugui
de las Tortugas" para crear la "Cantinela de las Ardillas".
3. Leer el libro "Nanas", de Pedro Cerrillo (Ciudad Real: Perea, 1992), y
practicar la creación de nanas con motivos animales. Por ejemplo:
Duerme, ardillita,
no seas boba,
que viene el coco
y estás muy sola.
4. Transformar este poema en una narración: "Había una vez,
en un frondoso bosque, una pequeña ardilla que vivía en el grueso
tronco de un olmo..."
5. Juego creativo "Diccionario estrafalario": vamos a inventar palabras a
partir del vocablo "ardilla". Jugaremos con sus sílabas y las iremos
mezclando, incluso alterando la dirección de lectura (izquierda a derecha
y viceversa). Así, tendremos: "arlladi, diarlla, dillaar, llaarda,
lladiar, allidra, radilla, ridalla"... Después, inventaremos significados
a estas nuevas palabras. Ej:
arlladi: animal fantástico con patas de armario, cuerpo de llama y
cabeza de diablo
lladiar: llamar diariamente a los amigos
allidra: abreviatura con la que se avisaba antiguamente de que "allí
hay un dragón"
radilla: dícese de las rodillas de las ranas
6. "Poema con movimiento": el maestro realiza la lectura expresiva del poema
mientras los niños van realizando los distintos movimientos descritos
en el texto cuando son citados: emprende la veloz ascensión, da un
salto, sube, descendiendo, corre, llega al prado...
7. "A llevar la contraria": leemos y escribimos el poema cambiando el sentido
de algunas palabras. Así, por ejemplo:
Todavía anciana, la ardilla emprende
La lenta bajada
Del bajo, fino tronco de un pequeño olmo.
Con tino muy inseguro
Da un salto ya acrobático a una rama,
A otra menos leve baja,
Aunque fuerte domina,
Y bajando corre, salta, corre,
Llega al prado. Derrotado juego olímpico.
8. "Tengo el cuerpo lleno de palabras": dibujar una enorme ardilla en papel
continuo. Llenar su cuerpo con todas las palabras del poema escritas con rotuladores
de colores y colocadas donde cada uno desee.
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El niño dice
¿Qué dice? Ni un balbuceo.
Sólo un susurro en apunte.
Basta que a los labios junte,
Aguzándose en deseo,
Este espíritu que veo
Pendiente de mi respuesta.
Él es quien se manifiesta
Sin palabras, de tal modo
Jovial que lo dice todo
Con una salud en fiesta.
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Al mismo tiempo que poeta de lo conceptual y perfecto,
Guillén es poeta de lo cotidiano, de lo sencillo porque lo próximo
es lo verdaderamente amado e importante para el ser humano. "Cántico"
es una exaltación gozosa de todo lo creado: las aves, las frutas, los
paisajes, los astros, la luz... todo el universo maravilloso que hace que
el poeta se considere un ser afortunado y feliz.
En medio de tan idílico paraíso nadie mejor
que los niñez para simbolizar la plenitud. Guillén se lamentaba
en la primavera del 77 de no haber escrito ningún libro para los más
pequeños, aunque muchos de sus poemas están dedicados a sus
hijos, nietos y biznietos. Por ellos sentía una pasión especial
y ellos estaban presentes en sus pensamientos y en sus palabras. La vivencia
de la familia se encuentra entre sus realidades cotidianas e inspiradoras
más vivas. Y aunque los niños sean tan diminutos que aún
no saben siquiera proferir palabra alguna, arroban al poeta, le cautivan porque
rebosan naturalidad, verdad y gracia.
En otro de sus mejores poemas, "Feliz insensato", Guillén
se queda embobado contemplando los absurdos e ilusionados juegos y travesuras
de un pequeño que, en su paranoia, confunde una mesa con una misteriosa
cueva. Un pequeño detalle cotidiano para demostrarnos que el niño
tiene un valor inmenso sencillamente porque "es" y su contemplación
da sentido a nuestro futuro.
Aquí entona un canto al poder comunicador y conmovedor
de los lenguajes no verbales. ¡No siempre es necesaria la palabra para
transmitir sensaciones, conceptos y, mucho menos, emociones intensas! ¿No
es cierto que ante un bebé, ante sus gorjeos lingüísticamente
ininteligibles, perdemos el sentido, olvidamos todas las normas del acto comunicativo
y nos zambullimos en un apasionado viaje por el mundo de los mensajes emocionales?
Es hermosísima la manera que tiene Jorge de transmitir
ese mágico instante en el que, a solas con nuestro recién nacido
vástago o nieto, jugamos a interpretar lo que nos quieren decir sus
ojillos, traducimos a caricias psicológicas sus descoordinados movimientos,
imaginamos que la más leve de sus muecas faciales es una iluminadora
sonrisa que nos regala con generosidad y complicidad filiales...: "Él
es quien se manifiesta / sin palabras, de tal modo / jovial que lo dice todo".
A pesar de su corta edad el bebé es capaz de desplegar las más
sutiles artes del hipnotismo para llamar nuestra atención y hacernos
creer que él es quien está anhelante y hambriento de mimos y
carantoñas ("pendiente de mi respuesta") cuando en realidad lo que
está haciendo es ablandar nuestro encallecido corazón para regalarnos
toda su delicadeza y todo su amor.
La niñez rebosa poder de creación, otorga
sentido a la vida más insignificante y deprimida y su capacidad de
improvisación no es sino una prolongación de la vida de los
padres: con ellos establece unos vínculos indisolubles que se tejen
con el hilo del sentimiento, y se manifiestan en el aire nuestro que todos
respiramos, en las miradas, en los pálpitos del corazón amante,
en los diálogos sin palabras y alcanzan la plenitud porque el niño
goza de "una salud en fiesta", es decir, de una vitalidad explosiva y contagiosa.
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Ciclo
2: PRIMARIA
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Las gaviotas innumerables
Inmensa entre mar y dunas,
No se veía la playa
Bajo los blancos inmóviles
De tantas aves posadas.
Dos niñas, rubias al sol
Suyo que las alegraba,
De pronto corrieron, no,
Quietas ya: maravilladas
Ante la brusca ascensión
Unánime de las alas.
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De nuevo el tema de la naturaleza brota de la pluma de
Guillén, para mostrarnos una vez más que para él no es
un espectáculo, un conjunto de entes vivos e inertes que constituyen
el escenario en el que se desarrolla el gran teatro del mundo. No, para el
poeta no hay tablas y patio de butacas, no hay decorados y espectadores, todos
estamos fundidos en un único cuerpo vital en el nadie tiene ni más
protagonismo ni más capacidad.
Por eso, por los más insospechados rincones de
cada uno de sus libros de poemas asoman la dalia y el abeto, el cisne y la
calandria, el arroyuelo y el mar, la estrella y la luna, la montaña
y el viento... nada es casual, nada es accesorio, todo nos da y tiene sentido
porque goza de realidad y de poder creador. Y es que Guillén no es
poeta de la naturaleza, sino de la realidad de las criaturas, tanto de los
seres vivos como de los inanimados: lo mismo canta a una silla o a una copa
de vino, que a un cisne, a una rosa o a un recién nacido.
En estos diez hermosos versos empareja dos de sus elementos
creativos más queridos: las aves (símbolo de libertad, atrevimiento
y sencillez) y los niños (imagen alegórica de lo creativo, la
fantasía, la inocencia). Con ellos entreteje una hechizadora estampa
que derrama vitalidad y encanto sobre el lector. El motivo narrativo es muy
sencillo y a la vez cotidiano: en una playa cualquiera ("inmensa entre mar
y dunas") reposan inmóviles cientos de gaviotas hasta que dos chiquillas
traviesuelas las ahuyentan y no tienen más remedio que alzar el vuelo
en perfecto y sincronizado despegue.
No puede ser tan conceptual, tan fría e intelectual
la poesía de Guillén cuando es capaz de construir una metáfora
tan bella para decirnos que la playa estaba llena de gaviotas: "no se veía
la playa / bajo los blancos inmóviles / de tantas aves posadas". Estos
versos muestran la inmensa sensibilidad de un poeta que sentía la obligación
de ser riguroso con el empleo de la palabra, pero que al mismo tiempo reclamaba
para la poesía el derecho y el deber de conmover, de transmitir sentimientos,
emociones e ideas.
Y para alcanzar todos estos objetivos Guillén estructura
el poema en dos partes nítidamente diferenciadas: una primera (versos
1 a 4) en la que todo es serenidad, quietud, en la que parece que el tiempo
y la vida se han detenido; y una segunda (cuatro últimos versos) en
la que el silencio se rompe violentamente, la acción se precipita vertiginosamente
y la temperatura emocional se dispara hacia el infinito ("ante la brusca ascensión
/ unánime de las alas"). Y, en medio, ¡cómo no! se asoma
la luz, el poder vigorizante del astro solar que no sólo lo ilumina
todo sino que contagia a las dos pequeñas toda su energía e
intensidad ("Dos niñas, rubias al sol / suyo que las alegraba"). Nada
es casual, todo está bien diseñado para aumentar el poder visual
y evocador del poema.
Y un detalle más de la grandiosa capacidad creadora
y poética de Guillén: difícil es concebir dos versos
que contengan más acción, movimiento e imágenes sugestivas
como los que construye nuestro poeta para describirnos las décimas
de segundo en las que estalla el descanso de las aves: "de pronto corrieron,
no, / quietas ya: maravilladas". Y es que las rapazas quieren gozar de la
agridulce sensación que provoca espantar una bandada de pajarillos
a cualquier infante: ¿quién de nosotros no se ha estremecido
de emoción y miedo al infiltrarse traicionero entre un grupo de inquietas
palomas y comenzar a gritar y patear en busca de una seductora y alucinante
estampida? Primero nos revolvemos en absurdos aspavientos para obligar a los
pajarillos a escapar y luego nos quedamos petrificados para que en su huida
no nos agredan involuntariamente con sus alas.
"Maravillados", esa es la palabra que mejor describe la
aventura cotidiana que nos acerca Guillén y al mismo tiempo la que
expresa con precisión inefable el regusto que recorre nuestro paladar
al lger este poema y comprender que las gaviotas son innumerables no sólo
por su abundancia sino sobre todo por la multiplicidad de remembranzas que
hacen rebrotar a nuestro pensamiento.
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Ciclo
2: PRIMARIA
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Aquellos veranos
Lentos veranos de niñez
Con monte y mar, con horas tersas,
Horas tendidas sobre playas
Entre los juegos de la arena,
Cuando el aire más ancho y libre
Nunca embebe nada que muera,
Y se ahondan los regocijos
En luz de vacación sin tregua,
El porvenir no tiene término,
La vida es lujo y va muy lenta.
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1. "Adjetivos revoltosos": se hacen dos columnas separando los nombres y
los adjetivos del poema. Después se irán mezclando aleatoriamente.
Surgirán, sin duda, sintagmas adjetivos curiosos o absurdos (ej: vidas
tersas, veranos anchos, lujo libre...).
2. "Hacia la metáfora": buscar elementos que se ajusten a los adjetivos
del poema. Por ejemplo: lentos como las horas; ancho como el océano;
libre como el aire...
3. "Reconstruir poemas": presentar el poema sin los sustantivos; estos figurarán
en lista aparte. Los alumnos tendrán que recolocarlos según
sus criterios. Se valorará más la creatividad que la precisión.
4. Inventar un diálogo entre un grupo de niños que juegan alegres
en la playa.
5. Debatir el significado de diversas expresiones presentes en el poema:
"el porvenir no tiene término", "la vida es lujo y va muy lenta", "lentos
veranos de niñez"...
6. "Vuelo de vocales": ofrecer algunas palabras del texto sin sus vocales.
Los niños tendrán que completarlas procurando encontrar varias
alternativas. Por ejemplo: lentos/lentes, monte/manta/menta/monta/manto/mente,
tersas/torsos/tarsos, libre/libro, embebe/emboba, nada/nido/nado, vacación/vocación,
lujo/lija...
7. "A bote pronto": escribir las dos primeras palabras que se nos ocurran
al leer otras dadas extraídas del poema. Hay que procurar mantener
la tipología de cada vocablo (es decir, sustantivo por sustantivo,
verbo por verbo...). Más tarde, crear frases con las nuevas sugerencias
y, si es posible, entre todos inventar un poema. Por ejemplo: monte:
escalada - montañero - cumbre
vacación: fiesta - descanso - amigos
lujo: dinero - mayordomo - riquezas
muera: asesine - herede - atropelle
8. Greguerías: según Gómez de la Serna, su creador,
son "atrevimientos a definir lo que no se puede definir, a capturar lo pasajero,
a acertar o no acertar lo que puede no estar en nadie o puede estar en todos".
Presentar a los alumnos algunos ejemplos creados por este autor y tratar de
inventar algunos partiendo de algunas palabras del poema. Ej:
El verano es la obsesión onírica de todo estudiante.
El aire es el enemigo público número uno del país de
los peines.
La niñez es la antesala del trabajo mal pagado.
El monte es un prado vanidoso que se cree superior.
9. Escribir el poema sustituyendo las siguientes palabras por un dibujo:
niñez (cara de niño), monte (montaña), mar (olas), horas
(reloj), playa (sombrilla), aire (viento), luz (bombilla)...
10. "Poema mudo": seleccionados los sustantivos del poema, se irán
pronunciando sin sonido para los niños traten de adivinarlos.
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Las doce en el reloj
Dije: Todo ya pleno.
Un álamo vibró.
Las hojas plateadas
Sonaron con amor.
Los verdes eran grises,
El amor era sol.
Entonces, mediodía,
Un pájaro sumió
Su cantar en el viento
Con tal adoración
Que se sintió cantada
Bajo el viento la flor
Crecida entre las mieses,
Más altas. Era yo,
Centro en aquel instante
De tanto alrededor,
Quien lo veía todo
Completo para un dios.
Dije: Todo, completo.
¡Las doce en el reloj!
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Una de las mejores pruebas de que la poesía de
Guillén rompe con los ornamentos estilísticos modernistas y
se erige tan sólo en una pura emoción lírica es este
magnífico poema que comenzó a escribir en Somo el 15 de agosto
de 1934 y concluyó en Santander al año siguiente. La forma y
el contenido se hermanan con precisión, despojándose de todo
artificio y presentando los detalles cotidianos la luz, el vuelo de las
aves, el soplo del viento, el mediodía del modo más nítido
y traslúcido.
Para Guillén el mundo como veremos en el siguiente
poema es una entidad perfecta en la que todo baila al son de la armonía
y el equilibrio. Pero hay determinados acontecimientos diarios que nos hacen
caer en un absoluto éxtasis sensorial. Uno de ellos es el instante
supremo en el que el día llega a su plenitud, justamente cuando el
sol se sitúa en una dominante verticalidad: ha llegado el mediodía.
Estamos tan acostumbrados a que cada día traiga su mediodía
que no somos capaces de valorar toda la grandeza que nos regala el astro solar
jornada a jornada. Por eso el poeta nos ofrece este canto a la luz, al calor
cenital, a la fuerza vivificante de los dorados brazos del sol porque él
se siente conmovido por tanta belleza y desea compartirla con nosotros. Y
va más lejos porque no se trata sólo de que al mediodía
es hermoso contemplar la luz solar sino que debemos entender que en ese instante
es cuando el mundo alcanza su verdadero sentido.
Dámaso Alonso lo expresa de un modo insuperable:
"Todo el que en una mañana de sol, o en el oro de una playa, o cuando
el viento nos hace llama o nos hace memoria de pájaro; todo el que
entonces se deja emborrachar de vida y rompe en gritos, o en cánticos,
o en cabriolas; todo el que hace eso, vive esos instantes en el rapto de donde
brota la poesía de Jorge Guillén" (D. Alonso: Poetas españoles
contemporáneos. Madrid: Gredos, 1952).
Conviene subrayar otra idea: Guillén nunca se siente
como un espectador ante la naturaleza porque ésta en ningún
caso es una exhibición, una representación que nos es ajena.
Antes bien, formamos parte constituyente de lo natural, cada uno de nosotros
somos una pequeña célula vital para nuestro ecosistema cósmico.
Todo el poema es un canto a la humanización de la naturaleza: las hojas
suenan con amor, el sol era amor (porque el amor era sol), los pájaros
embriagan el aire con un canto tan adorable que la flor siente que la melodía
trata de enamorarla... Y como guinda el reconocimiento de que "...era yo,
/ centro en aquel instante / de tanto alrededor, / quien lo veía todo
/ completo para un dios". El hombre es el eje sobre el que gira el universo.
Pero, ojo, no queramos entrever un afán divinizador
del hombre en esos versos porque el propio Guillén explicó que
toda su obra expone la tesis de que el hombre jamás podrá ser
un dios. Aquí invocaría toda la plenitud y la belleza que podría
ser digna de un dios celestial, no de un hombre-dios terrenal.
El reloj juega un importante papel simbólico en
este romancillo porque no es tan solo una máquina para medir el paso
del tiempo. No, Guillén lo dota de una mismidad menos prosaica y lo
transforma en alegoría de la luz más altruista y fecunda, en
encarnación de una energía reanimadora y excitante, una fuerza
desinteresada que impregna a todos los seres de autoestima y vitalidad.
Como el profesor Manuel Mantero, creemos que la rima aguda
tiene mucho que ver con la emoción de todo el poema porque resulta
decisiva a la hora de crear un ambiente literario rebosante de sentimiento,
dulzura y frenesí. Obsérvense detenidamente, sino, las palabras
agudas que ponen el punto final a los versos pares; ninguna de ellas está
elegida al azar: vibró, amor, sol, sumió, adoración,
flor, yo, alrededor, dios y reloj. Todas ellas son vocablos vibrantes, significativos,
vigorosos y por sus cuatro costados irradian expresividad, emotividad y brillo.
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Ciclo
3: PRIMARIA
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Muerte de unos zapatos
¡Se me mueren! Han vivido
Con fidelidad: cristianos
Servidores que se honran
Y disfrutan ayudando,
Complaciendo a su señor,
Un caminante cansado,
A punto de preferir
La quietud de pies y ánimo.
Saben estas suelas. Saben
De andaduras palmo a palmo,
De intemperies descarriadas
Entre barros y guijarros.
Languidece en este cuero
Triste su matiz, antaño
Con sencillez el primor
De algún día engalanado.
Todo me anuncia una ruina
Que se me escapa. Quebranto
Mortal corroe el decoro.
Huyen. ¡Espectros-zapatos!
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1. Realizar un "vuelo a vista de pájaro" sobre la obra poética
de Guillén en busca de poema dedicados a temas u objetos cotidianos.
Leerlos y comentarlos en grupo.
2. "El puzzle poético": fotocopiar el poema en tamaño din-a3,
pegarlo sobre un cartón y recortarlo en fragmentos irregulares. Reconstruir
el texto encajando las piezas como si de un puzzle se tratara.
3. "Noticias escondidas": escudriñar en el poema en busca de titulares
de noticias. Para ello podremos elegir las palabras que deseemos del texto
y encajarlas para que formen la frase deseada (se pueden alterar pequeños
matices; ej: "muere" en vez de "mueren", "anunció" por "anuncia"...).
Así nos saldrán titulares curiosos:
"Muere un servidor y unos cristianos disfrutan complacidos".
"Unos zapatos huyen cansados a punto de morir".
"Un señor de barro escapa de unos espectros que anuncian ruina".
4. "Pareados inventados": construir pareados a partir de algunos versos del
poema. Así:
"Complaciendo a su señor
Jon limpió hasta el ascensor".
"Un caminante cansado
se durmió en un tejado".
"Entre barros y guijarros
siempre disfrutan los guarros".
5. "Decir sin nombrar": seleccionar determinadas palabras del texto y definirlas
sin pretensiones técnicas; después, iremos leyendo las definiciones
y entre todos tendremos que adivinar de qué palabra del poema estamos
hablando. Por ejemplo:
complacer: hacer algo por alguien para que sienta bien;
caminante: persona que disfruta empleando sus pies como transporte;
triste: alguien que no está para bromas;
ruina: estado en el que nos quedamos cuando estamos a dos
velas;
zapatos: embarcaciones en las que introducimos nuestros pinreles;
barro: material favorito de los niños y odiado por
las lavadoras.
6. "Poema a coro": clasificamos las palabras del poema por categorías
gramaticales (sólo verbos, nombres, adjetivos). Dividimos la clase
en tres grupos y a cada uno le encargamos la lectura de un tipo de vocablos.
Cuando todos han asimilado y leído varias veces "sus" palabras procedemos
a leer a coro el poema. El profesor va realizando una lectura expresiva y
los alumnos irán introduciendo los verbos, adjetivos y sustantivos
cuando corresponda.
7. "Rimas por equipos": dividida la clase en dos grupos, un equipo dice una
palabra del poema de Guillén y el otro ha de inventar otra que rime
con ella.
8. "Lectura vertiginosa": leer el poema a distintas velocidades; primero,
el profesor lee los versos impares y los alumnos los pares; después,
el profe cada verso, menos la última palabra que es leída por
los alumnos; más tarde, el profe lee todo el verso, menos dos palabras;
todo menos tres; dos palabras el profe y dos los estudiantes; y, finalmente,
una palabra cada uno.
9. "Poemas con lagunas": a cada grupo de cuatro alumnos se le entrega una
versión del poema a la que le faltan determinadas palabras. Cada equipo
deberá sustituirlas por otras, de modo que se conserve el sentido,
y luego realizar una lectura expresiva colectiva ante el resto de la clase.
10. "Diccionario poético": cada grupo escoge cinco palabras del poema
y tiene que buscar en el diccionario el mayor número posible de vocablos
que rimen con ellas.
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NOTA: Todos los poemas aquí recogidos excepto
"Ardilla acróbata" están tomados de la edición
definitiva de Aire nuestro (I, Cántico; II, Clamor; III, Homenaje;
IV, Y otros poemas; V, Final). Valladolid: Centro de Creación
y Estudios Jorge Guillén. Diputación de Valladolid, 1987.
La edición corre a cargo de Antonio Piedra y Claudio Guillén.
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