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Madrid.
A
nivel mundial, las escuelas secundarias han venido acogiendo en sus aulas
a casi 100 millones de alumnos adicionales por década, y el número total
de los matriculados aumentó en un 60% entre 1990 y 2009. No obstante,
la demanda de plazas de secundaria ha experimentado un aumento exponencial
debido al número cada vez mayor de niños que cursan estudios primarios
y los terminan.
Según
el Compendio Mundial de la Educación 2011, publicado recientemente por
la Unesco, en 2009 el 88% de los niños del mundo llegaron a cursar el
último grado de la educación primaria, mientras que en 1999 ese porcentaje
alcanzó solamente el 81%. Sin embargo, en unos 20 países -pertenecientes
en su gran mayoría a la región de África Subsahariana- los niños que están
en el último grado de primaria sólo tienen, en el mejor de los casos,
un 75% de probabilidades de ingresar en el primer ciclo de la enseñanza
secundaria.
“No
se puede salir de la pobreza sin un vasto desarrollo de la educación secundaria.
Esto es lo mínimo, si queremos brindar a los jóvenes los conocimientos
teóricos y las competencias prácticas que necesitan para conseguir medios
de subsistencia decentes en el mundo globalizado de hoy. Será preciso
mostrarse ambiciosos y comprometerse a fondo para afrontar este desafío,
pero esta es la única vía posible para encaminarnos hacia la prosperidad”,
señaló la directora general de la Unesco, Irina Bokova con motivo de la
publicación del Compendio.
Bokova
ha precisado asimismo que “una población educada es la mayor riqueza de
un país. Las desigualdades señaladas en este Compendio, y más concretamente
la exclusión de las niñas de los estudios secundarios en muchos países,
tienen enormes repercusiones en la posibilidad de alcanzar los objetivos
de desarrollo acordados por la comunidad internacional, desde la salud
materna e infantil hasta la prevención del VIH y la seguridad ambiental”.
Déficit
de docentes
El
Compendio presenta un amplio conjunto de indicadores que muestran en qué
medida las muchachas y los varones logran ingresar a la educación secundaria
y finalizarla. También aporta elementos para enriquecer los debates sobre
las políticas educativas, al examinar qué recursos humanos y financieros
se dedican a la educación. Por ejemplo, desde 1990 el número total de
docentes de secundaria aumentó en un 50%, aunque todavía sigue existiendo
un déficit en esta área, especialmente en África Subsahariana.
Sin
embargo, cabe señalar que África Subsahariana es la región del mundo que
más progresos ha realizado en lo que respecta a la escolarización en educación
secundaria: en el periodo 1999-2009 sus tasas brutas de matrícula en el
primer ciclo de este nivel educativo pasaron del 28% al 43%, y en el segundo
ciclo del 20% al 27%. Pese a todo, en el conjunto de la región más de
21,6 millones de niños en edad de cursar el primer ciclo están excluidos
de la educación y la mayoría de ellos no llegará nunca a pisar una escuela.
Las
niñas son las más afectadas por esta situación, según señala el Compendio.
En efecto, la tasa bruta de matrícula de las niñas en el primer ciclo
de secundaria se cifra en un 39% en África Subsahariana, mientras que
la de los varones asciende a un 48%. Además, en la gran mayoría de los
países de esta región que han suministrado datos para el Compendio, las
niñas tienen menos posibilidades que los varones de terminar los estudios
correspondientes a ese nivel de enseñanza.
Disparidad
entre géneros
África
Subsahariana es la única región del mundo donde está empeorando la disparidad
entre los géneros, en detrimento de las niñas, en el segundo ciclo de
la educación secundaria: según los datos del Compendio, los varones escolarizados
en ese ciclo suman ocho millones, mientras que las niñas sólo totalizan
seis millones. En el periodo 1999-2009, la tasa bruta de matrícula de
los varones aumentó en nueve puntos porcentuales, pasando del 22% al 31%,
mientras que la de las niñas sólo se incrementó en seis puntos, pasando
del 18% al 24%.
Las
niñas también enfrentan importantes obstáculos en la región del Asia Meridional
y Occidental, aunque la situación está mejorando. En 2009, estaban matriculadas
en el primer ciclo de secundaria unas 35 millones de niñas y su tasa bruta
de matrícula ascendía al 69%, mientras que en 1999 ese porcentaje se cifraba
en un 53%. Por otra parte, datos de las encuestas de hogares ponen de
manifiesto la existencia de otras disparidades derivadas del área de residencia
y de la riqueza de los hogares de los alumnos. En Pakistán, por ejemplo,
los varones de 10 a 12 años de edad pertenecientes a familias de alto
nivel económico de zonas urbanas tienen tres veces más posibilidades de
asistir a la escuela que las muchachas de esa misma edad pertenecientes
a familias pobres de áreas rurales.
Las
perspectivas de educación de las niñas han mejorado en otras regiones
del mundo, por ejemplo en Asia Oriental y el Pacífico, donde su tasa bruta
de matrícula pasó del 75% al 91% en el periodo 1999-2009.
También
se han registrado mejoras importantes en la región de los Estados Árabes,
donde la tasa bruta de matrícula de las niñas en el primer ciclo de secundaria
aumentó del 67% al 82% en ese mismo periodo. En el 75% de los países de
esta región para los que se dispone de datos, las muchachas tienen más
posibilidades que los varones de terminar los estudios correspondientes
al primer ciclo de secundaria. Sin embargo, el Compendio señala que subsisten
problemas en el segundo ciclo de secundaria, donde sólo hay plazas para
escolarizar al 47% de las muchachas y al 49% de los varones en edad de
cursar ese nivel de enseñanza. Esta disparidad se agrava cuando se toma
en consideración la posición económica de las familias de los alumnos.
En Egipto, los varones de familias pobres tienen más posibilidades que
sus hermanas de que sus padres los envíen a la escuela. Esta disparidad
de géneros no se observa en los segmentos más ricos de la sociedad egipcia.
Sólo cursa la educación secundaria el 37% de las muchachas de familias
pobres con edades comprendidas entre 15 y 17 años, mientras que en el
caso de los varones y las muchachas pertenecientes a familias acomodadas
ese porcentaje se cifra en un 90% y un 87%, respectivamente.
El
gran desafío
“De
todos estos datos se desprende un mensaje central: la educación secundaria
es el próximo gran desafío”, ha afirmado Hendrik Van der Pol, director
del Instituto de Estadística de la Unesco. “Según el Compendio, aproximadamente
un tercio de los niños del mundo vive en países donde el primer ciclo
de la educación secundaria se considera formalmente obligatorio, pero
en la práctica la legislación no se respeta; es preciso que ese compromiso
se traduzca en hechos”.
Esto
exigirá cantidades considerables de nuevos recursos financieros y humanos.
Tal como señala el Compendio, la educación secundaria es más costosa que
la primaria, debido principalmente a que es preciso contar con docentes
capacitados para enseñar materias específicas. En muchos países en desarrollo,
este mayor costo suele recaer sobre los hombros de las familias de los
alumnos.
Las
familias de África Subsahariana están invirtiendo considerablemente en
la educación de sus hijos, ya que contribuyen con el 49% del gasto total
en la educación secundaria de primer ciclo y el 44% en la de segundo ciclo.
En América Latina y el Caribe, así como en la región de Asia Oriental
y el Pacífico, la contribución de las familias al gasto en la educación
secundaria fluctúa entre un 25% y un 41% del total. En cambio, según el
Compendio, las familias de los alumnos de la región de América del Norte
y Europa Occidental apenas contribuyen con el 7% del gasto total en educación
secundaria.
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