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Problemas sociolaborales para los
trabajadores de centros de atención a menores

La Federación de Enseñanza de CC OO presenta un estudio sobre las condiciones laborales y exposiciones psicosociales en este sector

La precariedad laboral, las exigencias psicológicas y emocionales, la
violencia por parte de los usuarios y la falta de información y recursos,
son los principales problemas que afectan al personal que trabaja en los centros del sector de la Reforma Juvenil y Protección de Menores,

CC OO ha celebrado una jornada para presentar los resultados del citado estudio.

según un estudio realizado por CC OO. Para la mayoría de estos trabajadores dichas circunstancias les originan un desgaste considerable y problemas de salud.

Madrid.- G. A.
La Federación de Enseñanza de CC OO ha presentado, durante la celebración de una jornada de trabajo, un “estudio sobre condiciones de trabajo y exposiciones psicosociales en el sector de la Reforma Juvenil y Protección de Menores”, financiado por la Fundación para la prevención de Riesgos Laborales. Este sindicato considera que para desarrollar cualquier acción en dicho ámbito es necesario partir de un análisis de la situación, hasta hoy inexistente en este caso, y diseñar a partir del mismo las propuestas de mejora y las bases de una cultura preventiva en las empresas.
El trabajo se ha realizado durante 2011 mediante un cuestionario basado en el método CoPsoQ istas21 vs 1.51, que identifica y mide 20 exposiciones a riesgos psicosociales, para las que se tiene evidencia científica de que pueden afectar a la salud, además de algunas preguntas sociodemográficas y sobre condiciones de empleo y ocupación, junto a otras 5 cuestiones sobre violencia y discriminación. El método empleado permite conocer el porcentaje de trabajadores expuestos a la exposición más desfavorable, intermedia y más favorable para la salud. Han respondido a esta encuesta 545 trabajadores de 41 centros de trabajo, de 10 comunidades autónomas.

Desgaste

Este sector atiende a menores y jóvenes en situación de desprotección, en riesgo de exclusión asocial o con imposición de alguna medida judicial. Debido a las singulares características de las funciones que desempeñan, sus trabajadores están sometidos a una elevada dosis de exigencia emocional, que se agrava con el exceso de carga de trabajo, la escasa flexibilidad en los tiempos de descanso, y las frecuentes situaciones límite que se viven en los centros. Por ello, el 60% de los entrevistados considera que su labor supone un desgaste considerable, y al un 26% le cuesta olvidar los problemas relacionados con su trabajo.
El 48,8% de los encuestados eran mujeres y el 51,2% restante hombres. De todos ellos, el 52,8% tenía entre 26 y 35 años, mientras que la antigüedad del 27,7% era menor a 2 años; en el 31,7%  de los casos oscilaba entre 2 y 5 años, y en el 40,6% superaba dicha cifra. Además, la contratación temporal en este sector es de un 34,5%, los horarios laborales cubren, generalmente, todo el día, todos los días a la semana, y el trabajo a turnos rotatorios llega al 56,7%. Un 21% de los empleados trabajo más de 40 horas a la semana, al 18,6% le cambian con frecuencia los días a la que tiene trabajar semanalmente, y a un 19,3% le modifican asiduamente la hora de entrada y salida. En definitiva, la permanencia de los trabajadores en el puesto de trabajo es “muy baja”, la rotatividad “muy alta” y “muchos abandonan su empleo.

Condiciones laborales difíciles

La movilidad funcional es del 63,2%, mientras que el 77,6% de los encuestados reconocen que su trabajo no está bien pagado, el 41,45% está preocupado por si no le renuevan el contrato y el 75,6% no ha promocionado desde su ingreso en el sector. Por otra parte, el 16% de los trabajadores de estos centros confiesa haber sufrido violencia física por parte de los usuarios y el 39,7% afirma haber visto que otros compañeros la sufrían. El 29,3% ha sido víctima de alguna forma de violencia psicológica y el 23% reconoce haber visto  a otros sufrirla.
Además, el 73,5% afirma que tiene problemas de salud por las exigencias psicológicas y emocionales de su trabajo, mientras que el 56,7% dicen sufrirlos también por la falta de disposición de tiempo de descanso dentro de la jornada laboral. En opinión del técnico superior PRL de la Federación de Enseñanza de CC OO y coautor del estudio, Javier Carlos Simón, los trabajadores de este sector “viven a diario situaciones límite de violencia y niveles de estrés altísimos, de los que necesitan recuperarse en un momento dado”.
Según ha explicado en los centros de Reforma hay jóvenes con medidas judiciales, mientras que los de Protección atienden a menores cuya tutela asume la Administración por situaciones familiares problemáticas, pero se dan casos de chicos que tras salir de un centro de Reforma pasan a uno de Protección, lo que “agrava aún más la situación”. Por eso, los autores del estudio piden que las administraciones faciliten los recursos materiales suficientes para atenderlos de forma adecuada a sus necesidades.

Falta información

Otro de los factores que más afecta a la salud de estos empleados es la “falta de previsibilidad”. Así, el 53,7% de los encuestados opina que las entidades gestoras de estos centros no informan correctamente a los trabajadores sobre las circunstancias y casuística que ha llevado a un joven a ingresar en uno de estos centros. Y Javier Simón añade que es muy difícil trabajar correctamente, ya que “no hay información suficiente sobre las causas que han llevado a un chico a uno de estos centros, sobre, en su caso, el tipo de delito que han cometido, cuánto tiempo ha pasado desde que lo han detenido, si viene de la calle o si tiene problemas de drogodependencia, etc.”.
Por todo ello, CC OO pide que se evalúen “adecuadamente y de forma específica” los riesgos psicosociales de este colectivo en cada entidad y centro de trabajo, con el mismo tratamiento que se aplica, por ejemplo, a los riesgos higiénicos. Y propone “racionalizar” las jornadas laborables, establecer salarios “más justos” y ritmos y plantillas “razonables”, disponer de información necesaria para el desempeño de las funciones asignadas, proporcionar estabilidad laboral, paliar las “excesivas” exigencias emocionales y cognitivas en el trabajo, y establecer medidas y protocolos que reduzcan la violencia en los centros.