|
|
ámbito
escolar, de los que se hacen eco cada vez con mayor frecuencia los medios
de comunicación, son la punta de un iceberg que esconde la realidad del
sufrimiento de muchos profesores y alumnos de nuestro país que cotidianamente
la padecen, con menoscabo de su dignidad como sujetos de derecho.
El matonismo
entre alumnos, la indisciplina, la insubordinación y las agresiones físicas
o verbales a los profesores constituyen diferentes variantes de un problema
más amplio: la violencia escolar, un preocupante fenómeno que no es nuevo
en el ámbito educativo pero que se ha acentuado en los últimos años en
España.
Día a día,
mañana a mañana de trabajo, los profesores españoles constatamos que la
normativa por la que se rige nuestro sistema educativo no nos proporciona
instrumentos adecuados para hacer frente a la conflictividad de parte
del alumnado. Así, aumenta preocupantemente la sensación de indefensión,
no sólo referida a nuestra propia situación como docentes, sino a la protección
que debemos asegurar a los alumnos.
Los responsables
públicos y algunos colectivos e instituciones de relevancia dentro del
sistema educativo, se están mostrado refractarios a reconocer la gravedad
de este problema. Uno de los tópicos más recurrentes es responsabilizar
a la sociedad en su conjunto de los actos de violencia. Una responsabilidad
de todos que termina por serlo de nadie. Muchos docentes, ante este panorama,
se sienten desmotivados o se consideran responsables de su propia indefensión.
Son ya muy
numerosos los estudios realizados sobre el tema de la violencia escolar
entre alumnos, el bullying. Algunos de los más importantes son
el realizado por el Defensor del Pueblo en 1999 y, sobre todo, el VIII
Informe Cisneros sobre acoso y violencia escolar del Instituto de Innovación
Educativa y Desarrollo Directivo, de 2005.
No son tan
numerosos los referentes a la situación del profesorado. ANPE realizó
un estudio entre el profesorado de la Comunidad de Madrid, en el año 2004,
cuya repercusión mediática fue notable. Algunos datos de este estudio
hablan de que un 87% de los profesores no se sienten protegidos por la
Administración; el 80% ha sido insultado o ha sido objeto de indisciplina
por parte de los alumnos; mientras que el 81% de de los escolares le falta
al respeto al profesor.
En el año 2005
ANPE llevó a cabo un estudio coordinado por el servicio de epidemiología
de la Fundación Jiménez Díaz. Los resultados del estudio fueron alarmantes:
El 73% del profesorado de la Comunidad de Madrid está en riesgo de padecer
enfermedades psíquicas no psicóticas, es decir, aquellas producidas por
factores exógenos, ansiedad y depresión.
Estamos realizando
en estos momentos otro estudio, porque consideramos indispensable una
aproximación rigurosa a este tema y a sus repercusiones-
Con este soporte
estadístico, y con la constatación a partir del trabajo sindical de que
desde hace ya tiempo el profesorado se enfrenta a una situación para la
que carece de posibilidades de respuesta, ANPE ha puesto en marcha una
serie de medidas de respuesta inmediata al profesorado, siempre con la
vista puesta en que la solución debe estar contenida en la normativa sobre
Derechos y Deberes y en el Estatuto del Docente, y que está en las manos
de los legisladores, responsables últimos del sistema educativo.
Las medidas
son la puesta en marcha de un servicio denominado Defensor del Profesor,
y una propuesta firme y seria de actualización de la normativa vigente
sobre convivencia escolar.
El
teléfono del Defensor del profesor
El
pasado 30 de noviembre de 2005, ANPE-Madrid puso en marcha un servicio
de atención inmediata a los docentes que estén afrontando situaciones
de violencia escolar o acoso, en el marco de la campaña de ANPE para la
mejora de la convivencia en los centros, que acababa de presentarse. Desde
entonces, y debido a la enorme demanda del servicio, el Defensor del Profesor
se ha establecido en varias Comunidades Autónomas.
A través de
un número de teléfono y de la página web www.defensordelprofesor.com
, se ofrece al docente -sea cual sea su filiación sindical, su ubicación
profesional en la enseñanza pública o privada, o el nivel educativo que
imparta- atención inmediata, asesoramiento y orientación personal, a
cargo de un equipo de psicólogas coordinado en Madrid por la psicóloga
y profesora Inmaculada Suárez Valdés, y atendido, en cualquier caso, por
equipos de psicólogos en las diferentes Comunidades. La infraestructura
sindical de ANPE permite completar el servicio con el asesoramiento profesional,
jurídico y administrativo que se precise en cada caso.
La información
que se obtiene a través del teléfono tiene carácter confidencial, garantizado
por la profesionalidad del equipo de psicólogas, aunque con los datos
obtenidos hemos elaborado estadísticas y estudios de resultados, que
han sido puestos en conocimiento de las autoridades educativas y de la
opinión pública.
La repercusión
mediática de este servicio, y el número de llamadas recibidas han superado
todas nuestras expectativas. Hemos constatado también cómo el profesorado
ha valorado positivamente esta iniciativa.
Los datos son
expresivos: La conflictividad y violencia escolar afecta tanto a los centros
de enseñanza públicos como a los concertados y privados, de todo el territorio
español.
Un 70 % de
los profesores que consultan con el servicio presenta síntomas de depresión,
y de ellos, un 30% recibe ya tratamiento psicológico.
Los casos que
se presentan corresponden en un 75% a la imposibilidad de dar clase; 24%
sufre amenazas verbales por parte de los alumnos; un 12% recibe presiones
en su actividad diaria dentro del centro, 5% recibe también amenazas de
los padres; 10% ha sufrido alguna agresión física y más de un 80% se encuentra
desamparado por la dirección del centro y por la administración educativa.
No cabe la
menor duda de que consideramos cumplido el primer objetivo que inspiró
la puesta en marcha del teléfono Defensor del Profesor: ofrecer una respuesta
inmediata ante una necesidad del profesorado. Queda ahora por cumplir
el objetivo sin el cual no podrá resolverse el fondo de la cuestión. A
nuestro juicio se deben reformar de manera inmediata las normas de convivencia
que rigen desde 1985 los centros educativos españoles, emanadas de la
LODE, Ley Orgánica del Derecho a la Educación, de 1985, que permanece
en vigor. Para nosotros, la situación derivada de la aplicación de esta
Ley tiene responsabilidad directa sobre la situación actual de indefensión
del profesorado.
Propuesta
de actualización de las normas de convivencia
Las
normas de convivencia de los centros docentes son un elemento educativo
que tiene una doble vertiente: prevenir y corregir los comportamientos
que perjudiquen los derechos subjetivos de los miembros de la comunidad
educativa.
Consideramos
urgente la redacción de una nueva normativa reguladora de la convivencia
en los centros, que establezca como principio la Tolerancia cero con los
actos de violencia escolar, y que contemple de forma explícita y sin ambigüedad
las siguientes cuestiones:
- Establecer
el derecho básico de alumnos y profesores a poder enseñar y aprender
en contextos libres de actos de matonismo y de indisciplina. Derechos
básicos, comúnmente aceptados para otros colectivos y socialmente reconocidos
a cualquier trabajador.
- La
normativa sobre convivencia escolar debe mencionar y tipificar explícitamente
las graves conductas que la condicionan, sin omitirlas o subsumirlas
bajo denominaciones más suaves o políticamente correctas.
- Debe
redactarse de nuevo el capítulo de Derechos y Deberes que afecten a
todos los miembros de la comunidad educativa, con las debidas particularidades
y atendiendo a la labor que, en el marco de la institución escolar,
cada uno desempeña. Es relevante reseñar aquí que la LODE contempla
56 derechos y 9 deberes para el alumnado, y no menciona la existencia
de derechos ni de deberes para los padres y los profesores.
- Consideramos
imprescindible asegurar la protección y la atención preferente a las
víctimas de violencia o acoso.
- En
el marco de la atención a la diversidad, deben crearse, en cada centro
docente, “Aulas de Atención Individualizada para la Mejora de la Convivencia”,
integradas por psicólogos, pedagogos, trabajadores sociales y profesores,
donde, prioritariamente y de forma transitoria, se dé una atención individualizada
y especializada a los alumnos que tengan conductas graves de relación
o de convivencia en los centros docentes, y en las que se pueda llevar
a cabo un adecuado seguimiento.
- El
profesor debe considerarse como profesional investido de autoridad,
y ser reconocido como autoridad pública en el ejercicio de su función,
al igual que otros funcionarios de la administración educativa.
- Proponemos
crear la Comisión de Disciplina dependiente del Claustro de Profesores,
que coexistirá con la Comisión de Convivencia, pero que asumiría la
corrección y sanción de las conductas más disruptivas.
- En
los casos más graves, debe contemplarse la suspensión inmediata de la
asistencia a clase, y la presencia del equipo multidisciplinar encargado
del aula de atención individualizada.
- Modificación
de la Ley del Menor que considere un delito el acoso escolar y arbitre
el alejamiento del acosador del entorno escolar.
- La
Inspección Educativa debe velar por que las actuaciones que se lleven
a cabo en los centros docentes, relativos a la incoación de expedientes
disciplinarios y las consecuencias de los actos que los motiven, no
perturben el normal desarrollo de sus actividades, y que alumnos y profesores
puedan desarrollarlas con plena libertad y con el pleno ejercicio de
sus derechos. Velará por que las víctimas de actos violentos o de acoso
tengan las debidas medidas compensatorias o paliativas, incluidas las
de organización interna y la atención psicológica; si el centro no pudiese
proporcionárselas la Inspección arbitrará las más adecuadas. Verificará
que las medidas adoptadas para la corrección de conductas o actos contrarios
a la convivencia no suponen menoscabo, condición vejatoria o humillante
para las víctimas ni para los demás miembros de la comunidad educativa.
En cuanto a los profesores, es necesario que la Inspección y las autoridades
educativas les respalden y les protejan.
La
LOE da sus primeros pasos contemplando en su articulado un plan de choque
contra la violencia escolar. Esperamos desde ANPE con estas propuestas
una respuesta legislativa seria, responsable y eficaz, adecuada a la verdadera
dimensión de este problema. Esperamos también, y sobre todo, una reacción
de la sociedad entera a favor de nuestra dignidad, un reconocimiento general
de la relevancia de nuestra tarea.
Los profesores
debemos recuperar el principio de autoridad, sin el que no podemos llevar
a cabo la labor docente, y que nunca hubiéramos debido perder. Es insoslayable
un convencido apoyo institucional al profesorado devolviéndole las funciones
profesionales que se le han arrebatado en los últimos años, porque es
mucho lo que la sociedad española se juega en este tema.
|