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Madrid. M. GIRON
El 25%
de los profesores de centros públicos de Madrid es víctima directa de
violencia de sus alumnos y de los padres de los mismos, según los datos
presentados por el sindicato de profesores ANPE y que resultan de un estudio
realizado por el equipo de investigación Cisneros sobre una muestra de
6.000 personas.
Este
porcentaje, que supone un total de 11.000 profesores, disminuye en educación
primaria, pero sube al 28% en ESO. Además, más de la mitad de los entrevistados
declara haber presenciado agresiones a otros compañeros de trabajo, y
el 90% afirma que los actos violentos son habituales.
Para
el presidente de ANPE-Madrid, Fernando Jiménez, “se ha llegado a una situación
insostenible que se ha acentuado sobre todo en los últimos 10 años”. La
principal causa se achaca al abandono de la tarea educativa por parte
de los padres y a la pérdida de valores en una sociedad cada vez más violenta.
Curiosamente, en Primaria son los padres los principales autores de la
violencia contra los profesores. “Los padres solo tienen en cuenta la
versión de sus hijos y cargan contra el profesor sin escucharle. Con esta
actitud, desautorizan al maestro ante sus hijos”, añade Jiménez.
En
la ESO, los alumnos pasan a ser los autores de las agresiones. “Los chicos
aprenden que hagan lo que hagan no les pasa nada, que el profesor tiene
miedo y no les llama la atención”, afirma Inmaculada Suárez, responsable
del Teléfono del Defensor del Profesor.
Atención
al profesor
Este
servicio fue creado por ANPE hace seis meses con objeto de ofrecer apoyo
psicológico y jurídico al profesorado víctima de violencia o acosado en
los entornos escolares, y ya ha recibido más de 800 llamadas.
A
raíz de los datos del estudio, ANPE considera que es prioritario y urgente
tomar medidas encaminadas a restablecer la autoridad del profesorado y
su capacidad sancionadora. Para este sindicato, la figura del mediador
en los conflictos, que proponen las autoridades educativas como vía de
solución a estos problemas, es un “autentico despropósito”, porque significa
situar a profesor y alumno en situación de paridad.
El
estudio también hace hincapié en las consecuencias de esta situación en
lo referente al aumento de las bajas laborales y deserciones en el personal
docente. El 80% de los profesores sufren ansiedad o depresión y el 20%
está de baja laboral. Estos datos sitúan a la profesión docente como una
de las más “tóxicas”.
Datos
extrapolables
Los
autores de este estudio lo consideran extrapolable al resto de España
y establecen diferentes modalidades de violencia, así el 60% de los docentes
afirma recibir agresiones verbales de forma regular; uno de cada seis,
haber sido intimidado, y uno de cada 10, haber recibido amenazas y agresiones
físicas.
Igualmente,
se destierran algunos mitos sobre la violencia, como el que señala a los
inmigrantes, y a los colectivos socialmente desfavorecidos como fuente
de conflictos. Por el contrario, se insiste en el abandono por parte de
los padres de su tarea educativa, la cada vez mayor presencia de los “niños
de la llave” (críos que pasan la mayor parte del tiempo solos en casa
mientras esperan que sus padres lleguen del trabajo), así como la incapacidad
sancionadora de los profesores, como principales causas de esta situación.
Otra
consecuencia del aumento del maltrato al profesorado, es la mayor violencia
contra otros alumnos. Si no se respeta al propio docente, difícilmente
se va a respetar al compañero y, además, este no encuentra apoyo ni defensa
en un profesor intimidado.
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