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Madrid. M. GIRÓN
Videojuegos
en los que se incita a matar, torturar y practicar todo tipo de actos
violentos están al alcance de cualquier niño en España, según denuncia
Amnistía Internacional. Esta organización pide al Gobierno una legislación
estatal que ponga fin a la indefensión de los menores ante este tipo de
productos de entretenimiento “que banalizan la violación de los derechos
humanos”.
Cerca
de 3’5 millones de menores consume videojuegos a través de la consola,
el teléfono móvil e Internet, un sector que mueve anualmente en España
790 millones de euros. De ellos, tres cuartas partes reconoce que lo hace
con títulos recomendados para mayores de 18 años, según el estudio de
Amnistía Internacional, basado en datos de la Asociación Española de distribuidores
y Editores de Software y Entretenimiento (ADESE).
Autorregulación
En
la actualidad, solo existe un código de regulación asumido de forma voluntaria
por la propia industria, a través del sistema de clasificación por edad
PEGI (Sistema Panaeuropeo de Información sobre Juegos). Este sistema establece
una recomendación del producto por edad y por contenido, con símbolos
visibles en la carátula del mismo.
En
su estudio, Amnistía Internacional ha constatado que numerosos videojuegos
incumplen esta normativa, especialmente en su publicidad y promoción,
ya que solo muestran la categoría de edad y eluden la relativa al contenido:
violencia, drogas, sexo. Y cuando aparece, en muchas ocasiones no se corresponde
con la realidad.
Por
eso, esta organización hace hincapié en el deber que tiene el Estado Español
de proteger los derechos de la infancia, así como de velar por el cumplimiento
de los derechos humanos, estableciendo las medidas oportunas para eliminar
cualquier forma de discriminación. “No puede eludir ese deber en los videojuegos
y menos dejarlo en manos de la voluntariedad de las empresas”, afirma
Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional.
Asimismo,
denuncian que de las 17 comunidades autónomas, seis poseen una legislación
ambigua sobre la protección del menor en el acceso a videojuegos con contenidos
perjudiciales, y dos de ellas, Baleares y el País Vasco, carecen de legislación
al respecto. Además, no se han desarrollado reglamentos para la aplicación
de estas leyes, por lo que no hay posibilidad de sanción a las empresas.
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