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Madrid.
MARGARITA GIRON
"Vivimos en una sociedad sobreinformada hasta llegar al agobio, lo cual
provoca, entre otras cosas, que los profesores tengan cada vez más
dificultades para llamar la atención del alumno". Así lo
ha explicado Antonio Rodríguez de las Heras, decano de la Facultad
de Humanidades de la Universidad Carlos III, durante su intervención
en la mesa redonda sobre "Educación e Internet", que ha tenido
lugar en la Biblioteca Nacional.
Este acto,
que ha estado presidido por la secretaria general de Educación
y Formación Profesional, Isabel Couso, se enmarca dentro del ciclo
de conferencias conmemorativas del centenario del Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte. En él han intervenido, además, el danés
Peter Looms, experto en nuevas tecnologías de la Unión Europea,
y Luis Rodríguez Roselló, miembro del Programa de Tecnologías
de la Sociedad de la Información de la UE.
Para Antonio
Rodríguez, el exceso informativo al que estamos sometidos solo
permite dos posturas: la desatención y la fractura. En esta última
la mente se queda en blanco cada vez más frecuentemente, como un
mecanismo de defensa ante la avalancha de datos. Esto obliga al emisor
a primar el mensaje sobre el discurso, lo cual invita a acortar los textos.
Iconoclasia
Para
Rodríguez, hoy existe una lucha entre los biblioclastas y los iconoclastas;
entre el libro y la imagen; entre la página y la pantalla. "Estamos
ante el libro desencuadernado, cada vez es más difícil concebirlo
como depósito de saber, y la página web es el mejor ejemplo
de ello. Esto conlleva de nuevo una lectura fracturada, no discursiva,
en la que casi nunca se llega a leer una página web entera", añade.
Este experto
entiende que estamos ante una oportunidad para abrir una etapa de esplendor
en la lectura y escritura, siempre y cuando aceptemos una crisis cultural
de gran calibre, en la que se supere radicalmente la metáfora de
que la pantalla es una página, y dejen de utilizarse en la misma
los recursos del papel. "La palabra se ha adaptado a la piedra, al pergamino,
al papel y lo hará también a la pantalla, pero no sin creatividad".
Por su parte,
Peter Looms señaló que entre los jóvenes daneses
de 6 a 16 años, el consumo de Internet está muy por encima
del consumo educativo, dedican 20 minutos diarios a la lectura y una hora
al ordenador. Son esencialmente cibernaúticos: chatean, hablan
por el teléfono móvil o escriben mensajes SMS. Ven cada
vez menos la televisión, pero eligen programas denominados "pornografía
emocional".
Looms entiende
que necesitamos más tiempo para adaptar la informática al
mundo educativo. "Tenemos demasiada prisa por conseguir los objetivos
sin tener presente la parte afectiva del profesorado. Generaciones de
docentes con más de 20 de años de experiencia se cuestionan
su trabajo actual".
Objetivos
de la UE
Por
ultimo, Luis Rodríguez explicó los objetivos prioritarios
de la Unión Europea en este terreno: crear una Europa alfabetizada
en nuevas tecnologías; asegurar una sociedad de la información
no excluyente; e Internet más rápido para investigadores
y estudiantes.
También
destacó la preocupación de la UE por conseguir que las nuevas
tecnologías se utilicen para aprender y adquirir nuevas capacidades,
como creatividad, cooperación, comunicación intercultural
y resolución de problemas. Además, de que suponga el acceso
a un aprendizaje personalizado a todo lo largo de la vida.
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