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Madrid.
El proyecto de la nueva Estación Espacial Internacional, conocido
por sus siglas en inglés ISS (International Spacial Station), ha
dado un paso adelante con el reciente vuelo del Atlantis. Esta misión
ha preparado, entre otras cosas, el acoplamiento, previsto para este mes
de julio, de su tercer módulo.
En
la ISS participan Estados Unidos, Rusia, Japón, Canadá y
la Agencia Espacial Europea (ESA), de la que forma parte España.
La desaparición de la antigua Unión Soviética y,
con ella, de la guerra fría, ha hecho posible la cooperación
internacional. Esta, por otra parte, es cada vez más necesaria
para cualquier proyecto científico y no digamos cuando se trata
de la conquista del espacio, por los grandes gastos y la tecnología
punta que supone.
Futuros
alojamientos
Uno
de los mayores problemas de la ISS era su pérdida paulatina de
altura, que últimamente resultaba alarmante; desde el mes de febrero,
casi tres kilómetros por semana, lo que le había hecho bajar
a unos 320 kilómetros, una posición en la que resultaba
imposible acoplarle el nuevo módulo.
Este
ha sido construido por los rusos y lleva el nombre de Zvezda. Tendrá
funciones de control de vuelo, de propulsión y alojamiento para
los astronautas. Por eso, si se cumple lo previsto, a partir del mes de
julio la ISS podrá estar habitada permanentemente, con tripulaciones
que permanecerán en ella y que serán relevadas periódicamente.
Los
siete astronautas del Atlantis han elevado la ISS, en principio y después
de acoplarse a ella, unos 35 kilómetros. Pero, aún se considera
más importante el recambio de cuatro de las seis baterías
de uno de los dos módulos con los que cuenta, lo que hacía
que se encontrase prácticamente en estado de inoperancia.
Sesión
fotográfica
Hubo
también un paseo espacial de los astronautas para corregir un brazo
articulado que había quedado mal instalado en una misión
anterior. Por último, en la ISS han quedado alrededor de 1.360
kilos de equipo: entre ellos medicinas y ropas para su primera tripulación,
un ordenador, extintores de incendios, detectores de humo, etcétera.
Cumplida
su misión, el Atlantis regresó a su base en Cabo Cañaveral,
(Florida). En el momento en el que se preparaba el retorno, la estación
espacial quedaba a 383 kilómetros de distancia de la superficie
de la Tierra. Aún antes de emprender el viaje de regreso y tras
desacoplarse de la ISS, el transbordador dio una vuelta en torno a los
dos módulos, para fotografiarlos.
Toda
la operación ha sido controlada por tres centros de seguimiento:
dos en Houston (Texas), uno para los módulos y otro para el transbordador;
y el tercero, a cargo de las comunicaciones, cerca de Moscú.
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